Ha fallecido Roberto Gozalo Miguel.
Es duro coger un bolígrafo e intentar escribir unas letras a modo de epitafio de una persona cuando piensas que siempre está ahí y que nunca va a pasar nada porque, eso es, siempre ha estado, está y estará presente.
Pero la vida nos demuestra que todo es un pasar efímero y no nos damos cuenta de ello. Pues sí, se nos ha ido Roberto Gozalo.
Que podemos decir de su persona. Vivía por y para el Velo, como nos recuerda su hijo. Todos los que llevamos unos años en este club siempre hemos visto ligado el nombre del “Velo” a la de Roberto. Su trabajo diario para mantener viva la llama del cicloturismo, sus boletines, sus excursiones, sus concursos con sus hándicaps que con maestría dominaba, su continua búsqueda del lugar ideal para tomar nuestros clásicos desayunos. En definitiva, sus ganas porque todos encontrarán el lugar para compartir una mañana con el resto del “Velo”. Como director deportivo llevando a los chicos a competir donde hiciera falta. Su participación continua en cada una de las actividades del club y su redoblar de esfuerzos para evitar incomodar a sus cicloturistas.
Roberto era el ciclismo en su pura esencia. Sin pedir nada a cambio. Era su pasión y su vida. Era el Contador, Indurain o cualquier otro líder del ciclismo de carretera que nos podamos imaginar porque lideraba el grupo durante años y años, sin nada a cambio. Era de los que imponía su ley, pero con una callada maestría. Terco, sí, pero con una generosidad apabullante.
Cuando me dio el relevo en la organización del excursionismo, sé que le costó lo suyo dar el paso. Siempre pensé en aquella persona que cuando entré en el club y le dije” Vengo a este club para correr” y él me contestó “comienza primero a andar y aprender a estar en grupo, y luego ya correrás”. Aún hoy 33 años después de aquellas palabras sigo andando con el grupo.
Ciertamente, cuesta horrores tomar un bolígrafo y mantener la distancia oportuna para escribir un texto objetivo de homenaje para este caballero de nuestro deporte.
Roberto, enseña ahora a llevar a rueda a los ángeles y encuentra el perfecto lugar de desayuno para que desde allí sigas velando por nosotros.
¡Un gran abrazo, Amigo!